Camino de Santiago 2017; Etapas 7 y 8: Lubián – Xunqueira de Ambía (100 km) – Silleda (87 km)

Impresionante etapa la de ayer sin duda, etapa reina del camino hasta ahora y la más bonita.

Comenzamos subiendo el Alto da Canda, una bonita ascensión a lo largo del valle por el que veníamos desde el día anterior, para llegar a las puertas de Galicia, el límite entre la provincia de Zamora y la de Orense.

A partir de aquí, un tramo de bajada para afrontar un alto más, antes de llegar a A Gudiña, pueblo en el que el Camino Sanabres se divide en dos variantes: por Verin (por el valle) o por Laza (por la montaña); nosotros tomariamos el segundo camino, el más duro pero el más bonito.

A partir de A Gudiña subimos el Alto do Espiño, que nos llevaría a lo más alto de las montañas que separan dos increíbles valles, por donde el camino transita a lo largo de la cornisa de las mismas, descubriendo pequeñas aldeas y parajes que emocionan pedalada tras pedalada.

Como había previsión de lluvia y tormentas, estas llegaron durante la espectacular bajada a Laza, teniendo que parar al mediodía en la localidad de Campobecerros, con 30 habitantes, aprovechando para comer en el Bar de Rosario, que nos hizo unas ricas tortillas que degustamos hasta pasar el temporal.

Se despejaba la tarde y arrancábamos hacia Laza en un tramo de descenso que no puede describirse con palabras. 

Al llegar al pueblo nos encontramos con Nicanor Fernández Guede, vecino de la localidad que nos aconsejó una ruta alternativa más agradable para alcanzar Vilar do Barrio con menos tramos de subida y por lugares menos transitados y bonitos.

No sería así…subímos a la localidad de Prado tras afrontar un bonito puerto pero muy duro, para seguir a Vilar do Barrio a través de Riobó y Borrán.

A partir de Vilar do Barrio el camino nos llevaría por caminos y senderos mágicos hasta Xunqueira de Ambía, donde acabaríamos esta espectacular etapa.

La octava etapa, por su parte ha sido un rompepiernas, que ha superado en desnivel acumulado por km a la séptima.

Salíamos dirección Orense, ciudad que implicaría algunas visitas turísticas y que resultaría bastante lenta de atravesar debido al tráfico de sus avenidas.

Saliendo de Orense todo fue cuesta arriba, empezando por la impresionante subida a Cudeiro y terminando…nunca ; )

En un paisaje con vistas menos impresionantes que en la anterior etapa, ya que transitamos a menos altitud y sumergidos entre montes, la atracción han sido los espectaculares caminos y la multitud ďe aldeas descubiertas.

Al final de un largo día en el que no pasaban los kilómetros, por fin llegamos a Silleda, que en fiestas nos acoge en la última noche antes de llegar a Santiago.

Por otra parte, María llegó con Esther hoy a Santiago en su peregrinación a pie, y ya nos esperan para conseguir esta bonita hazaña. Son unas campeonas. Mañana nosotros…o eso esperamos!

Siete mil abrazos desde el Camino de las estrellas en una noche tan especial como esta (7 de julio) en la que hace diez años comenzó el principio de una bella historia de amor de la que entre otras muchas cosas surgió Cien Mil Pedaladas.

¡Seguimos en el camino!

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