Biscarrosse (Francia). Miércoles 3 de agosto.
Novena etapa del viaje, y segunda en Las Landas, la cual fue muy distinta de la primera a lo largo de este singular parque natural.
Tardamos muchísimo en dejar atrás la larga travesía urbana a través de Biganos, Le Teich, Gujan-Mestras y La Teste-de-Buch. Las zonas industriales se alternaban con las de viviendas y el tráfico aumentaba cada vez más al tiempo que tratábamos de salir de la zona para dirigirnos al suroeste y adentrarnos de nuevo en el parque. La señalización de la Velodyssee (que es parte de la Eurovelo 1) escasea en ciertos puntos, y el mapa de la guía que encontramos es a muy pequeña escala y poco detallado, por lo que es muy fácil perderse en esta travesía si no recurrimos a alguna aplicación de GPS.
Ya en el parque, el itinerario transcurre en muchas partes junto a una carretera repleta de coches atascados para poder acceder a la impresionante duna de Pilat y a las playas colindantes. La duna es una inmensa pared de arena que separa el bosque del Atlántico en la que se observan como hormigas cientos de personas tratando de escalarla para contemplar las inigualables vistas al océano.
Tras comer junto a ellas, continuamos nuestra etapa hacia el sur en lo que sería un continuo sube y baja hasta la playa de Biscarrosse. A partir de aquí, el itinerario nos había reservado una travesía a lo largo de un conjunto de montes bastante elevados con rampas superiores al 10%, durante varios kilómetros, para llegar al Lago-estanque de Cazaux y de Sanguinet.
Finalmente llegamos a Biscarrosse, bonito pueblo entre lagos, para terminar una etapa inmersa en el turismo de la zona, cuyas vistas han sido muy parecidas a las que se ven tras la ventanilla de un coche, mucho menos relajante y disfrutable que la primera jornada a lo largo de Las Landas entre Bazas y Mios, donde tuvimos la sensación de perdernos en un paraíso natural.
¡Muchas gracias por seguirnos!
Abrazos,
Beni y María.